Ecuador no ha superado plenamente las consecuencias devastadoras de la pandemia, en un contexto donde la población, además, ha tenido que resistir -entre otras situaciones- los efectos de la crisis institucional expresada en un bloqueo entre las principales Funciones del Estado, el deterioro de los partidos políticos, la desaprobación de la justicia, la inseguridad y la violencia en sus diversas manifestaciones, la insuficiente coordinación del Gobierno con la sociedad, el desempleo y la corrupción desbordante que se lleva los recursos que pudieran atender a los segmentos más pauperizados. En estas condiciones se produce una movilización nacional liderada por la CONAIE y apoyada por diversos sectores sociales que buscan eco en el Gobierno, sin que se haya logrado un proceso de conciliación de ideas e intereses en procura del bienestar de toda la población.

Ecuador no puede seguir paralizado, en una reiterativa escena de caos y fragmentación social. La población rechaza la violencia del sector de donde provenga. Exhortamos a un proceso de diálogo urgente, ético y técnico, entre los sectores sociales que están expresando sus demandas en las calles y el Gobierno. Es necesario el renunciamiento de intereses y posturas personales en procura de un pacto social que tenga unos mínimos democráticos como el respeto, la convivencia pacífica, el ejercicio pleno de los derechos y el cumplimiento de los deberes ciudadanos. Consideramos pertinente la conformación de una comisión mediadora con la participación de las organizaciones de la sociedad civil que han venido impulsando el diálogo, organismos internacionales, los gobiernos autónomos descentralizados, gremios y colegios profesionales, organizaciones de derechos humanos, iglesias y academia. 

La condición esencial para el diálogo es la voluntad política de las partes sin condicionamiento alguno, que no sea otro para actuar en democracia y la resolución eficaz de los conflictos, precautelar la vida de las personas y la convivencia pacífica. Es el momento para un diálogo auténtico, es decir, conducido por personas e instituciones con indiscutible credibilidad y experiencia, voceros y voceras calificados, que guíen un plan de trabajo consensuado, con reglas de juego claras, recursos comprometidos, mecanismos de seguimiento y monitoreo. Vamos a un diálogo serio, edificante y en el que nos sintamos ganadores todos los ecuatorianos y ecuatorianas. 

El Gobierno ha expresado su beneplácito de que intervenga un tercer actor neutral para mediar, facilitar y componer la situación de crisis, en este sentido, resulta urgente que los sectores sociales expresen su voluntad de participar.

Como ciudadanos y ciudadanas comprometidos con la democracia, la gobernabilidad y la paz social, estamos listos para contribuir al diálogo y construir el Ecuador que nos merecemos con justicia. Todas las organizaciones que nos expresamos estamos empeñados en propiciar un Ecuador que convierta las diferencias en acuerdos mínimos para la gobernabilidad, la superación de la crisis económica y el combate contra la inseguridad.