Monday, 26 October 2020 12:41

Sistema Nacional de Salud

Sistema Nacional de Salud

  1. Análisis del entorno y reflexiones críticas

La histórica y permanente lucha por lograr un mejoramiento continuo de la salud de una población requiere definir y llevar a la realidad una sólida estrategia en la que las prioridades de intervención guarden coherencia con el momento histórico de la sociedad en la que se pretende intervenir.

Hoy el Ecuador soporta una de las etapas más difíciles de su historia contemporánea debido a la extensión y profundidad de dos perniciosas realidades que, al actuar sinérgicamente, ponen en serio peligro la sobrevivencia de la organización social y la estructura y funcionamiento del Estado en su conjunto: la pandemia de covid-19 y la corrupción. La gravedad de la epidemia y la desembozada corrupción que nos afligen, han golpeado con inusual saña las posibilidades de bienestar —presente y futuro— de nuestra población. La enfermedad, la muerte y el latrocinio son los temas recurrentes de las conversaciones, tanto del ciudadano común como de los foros de intelectuales, políticos y académicos.

Históricamente, salvo escasos períodos de adecuada conducción ministerial, la política sanitaria ecuatoriana ha mantenido una orientación general errada, con la preeminencia de un enfoque curativo, materializado en infraestructura —especialmente hospitalaria— en desmedro de la promoción de la salud y la prevención de enfermedad.

Tal orientación se ha hecho evidente en la precaria respuesta oficial a la pandemia de covid-19, con deficientes resultados; elevada mortalidad, caótica información, pobre vigilancia epidemiológica, casi inexistente detección y control oportuno de casos y contactos, e inadecuada estrategia de comunicación. La respuesta, concentrada en habilitar camas hospitalarias y de cuidados intensivos se ha visto desbordada, como ha sido la tónica internacional, en ausencia o insuficiencia de estrategias de contención en las cuales las epidemias se originan, en barrios y comunidades.

La pandemia ha desnudado la debilidad estructural de la salud pública ecuatoriana, desmantelada en los dos últimos períodos de gobierno. Por si esto fuera poco, la corrupción campea en las estructuras de salud, aupada en la nefasta practica de entregar cuotas de poder so pretexto de “gobernabilidad”, inadmisible en tanto socava los valores de rectitud y honestidad, cimientos de toda sociedad.  

 

Ecuador experimenta un sostenido incremento de problemas crónicos no transmisibles, en particular enfermedades cardiocirculatorias, hipertensión y diabetes. Cáncer, accidentes, violencia, problemas de salud mental, pero también infecciones respiratorias y tropicales configuran el perfil más frecuente de causas de muerte y enfermedad que, muy probablemente, se agravará a consecuencia de la pandemia.

Estos problemas —según amplia experiencia internacional— no pueden ser resueltos con modelos curativos y hospitalarios, sino desde sólidas políticas que priorizan la promoción y prevención, e incluyen acciones intersectoriales sobre determinantes básicos de la salud (empleo, ingreso, educación, alimentación, vivienda, agua y saneamiento, entre otros) para incidir sobre desigualdades y exclusiones aún no superadas.

En ese contexto, la Constitución vigente retomó avances previos relativos al derecho a la salud y al Sistema Nacional de Salud, la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. Dispuso la implementación de un modelo de atención familiar y comunitaria con base en la atención primaria de salud; la conformación de la Red Pública Integral de Salud, incluyendo a la seguridad social; la gratuidad de la atención en los servicios públicos estatales, entre otros aspectos.

Sin embargo, inobservando tales mandatos y pese a que en la última década se incrementó sustancialmente el presupuesto para salud, la gratuidad se cumple a medias. El gasto se concentró en actividades curativas e infraestructura —megahospitales y privatización de la atención especializada de la enfermedad—, postergando la inversión en actividades de alto impacto por medio de la Atención Primaria de Salud. Por ello, no han disminuido como deberían la mortalidad materna, el aborto en situaciones de riesgo y violencia sexual, el embarazo en adolescentes y la desnutrición infantil, entre otros indicadores.

También, la descoordinación entre los servicios del MSP y el IESS se ha mantenido intocada, lo que perpetúa crónicas duplicaciones e ineficiencias, sin lograr conformar un verdadero Sistema Nacional de Salud, condición indispensable para lograr acceso equitativo y cobertura universal, como ejercicio efectivo del derecho a la salud.

 Frente a este sucinto diagnóstico, en la grave coyuntura que Ecuador y el mundo vive, es imperativo que la sociedad ecuatoriana en su conjunto, los decisores de política, líderes y lideresas de opinión, organizaciones y movimientos sociales, la academia, las organizaciones de la sociedad civil nos movilicemos para demandar políticas de salud basadas en evidencias científicas que garanticen el derecho constitucional a la salud.

 

  1. Ámbitos de acción y propuesta

Iniciemos la construcción del Sistema Nacional de Salud (SNS), con base en las capacidades y recursos del Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). El resto de instituciones proveedoras, públicas y privadas progresivamente se deberán incorporar, para constituir el Consejo Nacional de Salud, como Autoridad Sanitaria Nacional. Como estrategia, pongamos en práctica la Atención Primaria de Salud, con una fuerte organización y participación comunitaria, que garantice la prevención de las enfermedades, el fomento y recuperación de la salud; así como el control y vigilancia epidemiológicas.

La propuesta del Sistema Nacional de Salud se sustenta en diez subsistemas.

 

  • Filosofía: Pensar globalmente y actuar localmente

 

Explicar la filosofía de la salud, y en particular de un sistema de salud, a partir de un axioma establecido modernamente, por una institución muy controvertida como es la OMS/OPS, se vuelve un ejercicio complejo, pero sin duda, necesario para entender la evolución histórica de la salud; y también para encuadrar el sistema de salud que necesita un país como Ecuador en y después de la pandemia covid-19.

Tenemos información empírica y científica que nos permite dar cuenta de los grandes avances de la humanidad en el curso de los últimos 5000 años. En efecto, gracias al trabajo de los antropólogos y sobre todo de los arqueólogos de la mente, se ha podido establecer que esos avances son cerebrales y, aunque la enfermedad muchas veces los ha interrumpido, ha prevalecido la salud y la vida

Si hacemos un recuento de las antiguas civilizaciones, vemos que en todas ellas aparece la dualidad entre la vida y la muerte. Eros y Tánatos, como diría Freud, se turnan para recordarnos nuestra fragilidad y fugaz experiencia humana. Es como si la vida, no fuera otra cosa, que la preparación sistemática para morir en paz con nuestra conciencia.

Para sacralizar la vida y la muerte, sucesivamente aparecieron el politeísmo egipcio, babilónico, judío y grecorromano, que dieron paso al monoteísmo, base del desarrollo de la cultura occidental. Mientras esto ocurría en Occidente, en Oriente surgían las grandes culturas, especialmente la mongólica, la otomana, la china e hindú.

Los procesos de sacralización han sido perdurables, hasta que algún profano como Nietzsche, decide recordarnos que “Dios ha muerto” y que solo nuestra “voluntad de poder ser humanos” tiene la capacidad de salvarnos y garantizar la continuidad de la vida con dignidad. Lo expresa de una manera luminosa y poética en Así hablaba Zaratustra.

Recién en 1970, Françoise Lyotard propone una sistematización del pensamiento filosófico de oriente y occidente, para anunciarnos el fin de la modernidad y el nacimiento de la posmodernidad. Con ello, la muerte de los grandes relatos: cristianismo, socialismo, comunismo, capitalismo, fascismo. Al mismo tiempo que nos invita a dar rienda suelta a nuestra imaginación y a la reconsideración de los mitos.

Para finales del siglo XX, Pauwels y Bergier anunciaron el “retorno de los brujos”, no como una vuelta al pasado, sino todo lo contrario: como una mirada atenta al futuro.  El 2012, en un gran laboratorio subterráneo, ubicado entre Francia y Suiza, los científicos descubrieron el Bosón de Higgs o Partícula de Dios. Es, sin duda, el esplendor de la ciencia; y de pronto el vinculo misterioso entre el espíritu y la materia.

Todo se junta para decir con Teilhard de Chardin: “Las personas somos seres espirituales, que tenemos una experiencia humana, mientras transitamos por la vida”. Para nosotros los salubristas, sobre esa experiencia humana, siempre estará rondando el espíritu caritativo de los cátaros y los humanos apetitos de la renta. Reconociendo esa realidad, nos proponemos a construir el Nuevo Sistema Nacional de Salud.

 

  • Principios y políticas generales

“La salud gratuita, lejos de ser una carga, es un bien precioso, que debe quedar fuera de las leyes del mercado”.[1] Esta declaración del presidente de Francia, Emmanuel Macron, aquilata la salud en tiempos de pandemia.

Tenía que ser un liberal francés quien exprese este pensamiento, que resulta ser una herejía para la cultura de Occidente, antes y después de la pandemia. Tenemos entendido que Macron no se refiere a la medicina de caridad o asistencialista, sino a la salud financiada por los contribuyentes y que el Estado está en la obligación de administrar con eficiencia, eficacia y con toda pulcritud.

Proponemos una concepción de la salud que se constituya, junto con la educación, en el eje del desarrollo sostenible, cuya base se sustenta en seis principios: solidaridad, universalidad, integralidad, prevención de las enfermedades, fomento y recuperación de la salud.

 

Sobre las pautas diagnósticas

  1. Corrupción en las estructuras de salud.
  2. Modelo de atención divorciado de la familia y la comunidad.
  3. Descoordinación entre los servicios, condición indispensable para lograr acceso equitativo, cobertura universal y ejercicio efectivo del derecho a la salud.
  4. Inexistencia de un verdadero Sistema Nacional de Salud.

 

Sobre las pautas de políticas

Incluir la salud en todas las políticas, mediante la construcción de propuestas innovadoras frente a fenómenos globales como transición demográfica, contaminación y cambio climático, cambios en patrones alimentarios, procesos migratorios, nuevas modalidades de trabajo, indetenible avance tecnológico, etc.

 

  1. Priorizar la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, con la debida asignación de recursos.
  2. Acceso universal de la población a servicios de salud, mediante redes integradas e implantación de una sola historia clínica electrónica.
  3. Fortalecer al Ministerio de Salud como Autoridad Sanitaria Nacional.
  4. Veeduría y control social independientes.
  5. Cobertura de enfermedades catastróficas.
  6. Discusión nacional, participativa y técnicamente sustentada, respecto del Código Orgánico de Salud para su análisis en la Asamblea Nacional.

 

 

 

  • Marco constitucional / legal / políticas públicas en salud

¿Qué necesitamos los ecuatorianos en materia de legislación sanitaria? Volver al proyecto de 2012 en el cual se establece como objetivo el Sistema Nacional de Salud (SNS), que para nosotros debe ser intercultural y estar debidamente financiado. El sistema debe ser de cobertura universal, tener como eje transversal los principios de la bioética y priorizar la atención primaria de salud, como estrategia para servir a los 17 millones de ecuatorianos.

Un SNS que se inscriba en un marco constitucional y legal que, recogiendo nuestra rica herencia del pasado, redireccione su presente plagado de falsa ciencia y tecnología, para proyectarse al futuro, como una síntesis de méritos que, con el apoyo de la comunidad organizada, contribuya a la construcción de un modelo de Estado de bienestar con honestidad

Que tenga un modelo de salud por oferta y deje de lado el actual, concebido solo en términos de demanda. Un modelo complementario y alternativo de salud con amplia y activa participación de la sociedad en términos integrales: fomento y promoción de la salud, prevención de la enfermedad y recuperación de la salud

Un modelo de gestión en el que se distingan la planificación, la ejecución, el control y la revisión, para completar el circulo virtuoso del mejoramiento continuo. La planificación deberá ser parte de las funciones de Senplades en coordinación con el Ministerio de Salud, que actuará como autoridad normativa, basada en estándares internacionales, adaptados a la realidad nacional (ISO-INEN).

La ejecución correrá a cargo del IESS y sumará a su presupuesto el 4 % del PIB asignado a la salud pública el año 2018. Se constituirá el Fondo Nacional de Salud, administrado por una dependencia especialmente creada en el Biess o el Banco Central. Esto permitiría garantizar aproximadamente 400 dólares per cápita anual, de gasto en salud.

El control lo realizará el Ministerio de Salud en coordinación con la Contraloría y la Senplades, por intermedio de la Superintendencia de Salud especialmente creada y que tendrá autonomía administrativa y técnica. Sus actividades tendrán como base un tarifario que permitirá el pago de servicios a los prestadores públicos y privados de la red nacional de salud.

La función de revisión para el mejoramiento continuo del sistema será cumplida por el Consejo Nacional del Sistema de Salud, presidido por un representante nombrado por el presidente de la República, de entre una terna presentada por la Asamblea Nacional. La terna estará integrada por representantes de las instituciones públicas y privadas prestadoras de servicios; también por las autoridades responsables del manejo económico y, por supuesto, por representantes de la sociedad civil organizada.

Los aspectos hasta aquí referidos configuran de modo general, el Libro Primero del Código de Salud, los cuales deberán ser complementados con la Ley vigente del SNS.

Al respecto, hemos desarrollado en anexos, una propuesta para impulsar la Red Nacional de Organizaciones para la Participación en Salud

 

  • Modelo oficial de salud

El modelo oficial de salud se remonta a inicios del siglo XX, curiosamente de la mano del magnate petrolero Rockefeller y en la misma lógica del negocio automotriz, basado en las cadenas de producción de Taylor; es decir, un método de organización industrial cuyo fin era aumentar la productividad y evitar el control que el obrero podía tener en los tiempos de producción.

Los grandes capitales inyectados a mediados del siglo XX para el fomento de la industria farmacológica, solo constituyeron una variante del modelo industrial automotriz (insumos: enfermos; procesos: médico-farmacológicos). Productos o mercancías de buena calidad: ¿personas sanas? No, personas dependientes de la autoridad médica y del fármaco. Los mecanismos de retroalimentación eran orientados a mantener la máxima rentabilidad con prescindencia del equilibrio físico, síquico y social. En resumen, la glorificación del fármaco y la tecnología, en detrimento de la razón y la salud integral.

A pesar de las circunstancias descritas el modelo iba bien para la mayoría de la población, hasta mediados del siglo XX. Entonces, la gran empresa decidió inyectar grandes capitales a la industria farmacéutica. El objetivo fue investigar las sustancias activas de las plantas medicinales y sustituirlas por equivalentes químicos susceptibles de patentar. En adelante, los actores de la salud debieron someterse a las sacrosantas leyes del mercado; el terapeuta que se negaba hacerlo, era reprimido o —inclusive— encarcelado.

Los presupuestos destinados a la salud aumentaron enormemente. Por ejemplo, en Ecuador, durante la década correísta (2007-2016), el Ministerio de Salud Pública ‘invirtió’ cuarenta y cuatro mil millones de dólares para atender aproximadamente a ocho millones de habitantes, que representan la mitad de la población, lo cual equivale a 500 dólares p/c anual. Esto ocurrió en circunstancias que hoy, juntando los presupuestos del MSP y de la seguridad social, el P/C es 250 dólares anuales.

El modelo de salud oficial modernamente suele ser graficado y explicado mediante una pirámide de tres niveles, en cuya base se atiende al 80 % de las personas. Estas, en ultimo término, son los insumos para un segundo nivel, donde deben ser atendidas el 15 %. A su vez, se constituyen en los insumos para el tercer nivel o de especialidad, donde deben ser tratados el 5 % de los enfermos críticos

La pandemia de la covid-19 dejó al descubierto la inutilidad del modelo de salud oficial, pues solo permitió atender entre el 1 % y el 2% de los infectados. El 88 % y 99 % se autocuidó en sus domicilios, a veces auxiliados por personal de salud institucional. Para la vigilancia epidemiológica, también para el tratamiento, se impuso el modelo comunitario cuyo fundamento es la solidaridad y el sentido común. Los que infortunadamente tenían enfermedades preexistentes y se complicaron, debieron ser atendidos en unidades de cuidados intensivos. Entre el 60 % y 80 % perdieron la vida. Eso no solamente ocurrió en Ecuador; el modelo salud fallo a escala mundial incluidos los países altamente desarrollados.

Un nuevo modelo oficial de salud debe ser coordinado intersectorialmente y con los proveedores públicos y privados de este ámbito.

 

  • Modelo de salud popular (Mosapo)

Surge de la evidencia empírica y científica de escalas nacional e internacional. Por las estadísticas que hemos consultado, los sistemas de salud, salvo excepciones, colapsaron. Muestra de ello, son los millones de contagiados que no han sido atendidos en las infraestructuras oficiales de salud, sino en sus domicilios, a veces con auxilio de profesionales de la salud. Sin embargo, la gran mayoría, no han tenido otra alternativa que autocuidarse con estrategias caseras y paliativas. 

Según información oficial del Ministerio de Salud a fines de julio de 2020, después de cuatro meses de confinamiento total o parcial, el número de contagiados, supera los 80.000 casos. De estos 43.000 son activos, es decir que aún son portadores del virus. Solo el 2,2 % de estos son atendidos en hospitales, el resto se atiende en sus domicilios.

En Quito, los contagios llegan a 12.000 y las muertes se estiman en 500. Según información de instituciones universitarias nacionales e internacionales, estas cifras fácilmente son tres veces superiores y los servicios de salud públicos y privados han colapsado. Frente a esta trágica circunstancia, se impone cambiar el modelo convencional por otro en el que tenga activa, eficiente y eficaz participación la comunidad organizada.

Entre las dimensiones y procesos del nuevo modelo, cabe indicar lo que entendemos por proceso político en salud; salud; desarrollo sostenible; procesos científicos, técnicos y administrativos; procesos organizadores.

 

  • proceso político en salud. Conjunto de acciones coordinadas e interactuantes de las diversas funciones del Estado en su vinculación con los procesos científicos, técnicos y administrativos, complementados con la organización popular y el desarrollo sostenible.
  • Producto social resultante de la relación armónica con el ambiente, la naturaleza y la cultura.
  • desarrollo sostenible. Crecimiento económico, equidad social y protección intergeneracional del ambiente y la naturaleza.
  • procesos científicos, técnicos y administrativos. Promoción, prevención, recuperación y rehabilitación en salud, bajo responsabilidad del Ministerio de Salud, IESS, fundamentalmente; que junto a las instituciones públicas y privadas del sector, conforman el Consejo Nacional de Salud como autoridad sanitaria nacional.
  • procesos de organización popular. Son aquellos que dinamizan y promueven la participación en el Sinasif. Está bajo responsabilidad del Viceministerio de Salud Popular, que a su vez mantiene directa vinculación con la Función de Transparencia y Control Social Ciudadana. Se basa en la división político-administrativa y en la organización de comités urbanos y rurales para promover la salud, la gestión ambiental y el desarrollo sostenible.

 

  • Paquete de servicios del Sistema Nacional de Salud y régimen sancionatorio

El paquete de servicios, de modo general, está incluido en el Libro II del Código Orgánico de Salud (COS), mientras que el régimen sancionatorio, esto es, el Libro III del COS, debe constituirse en una ley independiente, donde se fijen las responsabilidades, los deberes y derechos del recurso humano en salud. A continuación, el paquete de servicios para guiar el articulado del Libro II del SNS.

 

  1. Salud sexual y reproductiva
  2. Alimentación y nutrición
  3. Suministro de medicamentos e insumos
  4. Desarrollo y recuperación del sistema de servicios de salud
  5. Enfermedades endémicas y epidémicas
  6. Saneamiento básico urbano y rural: agua, alcantarillado, manejo de desechos, sólidos, líquidos y gaseosos
  7. Promoción intersectorial de la salud: estado, sociedad civil y cooperación internacional (desarrollo sostenible)
  8. Plan de desarrollo de recursos humanos en salud
  9. Salud estomatológica
  10. Salud mental y plan antidrogas

 

En relación al régimen sancionatorio

Los trabajadores de la salud deben ser regulados por el Código del Trabajo y no por el Código Orgánico de Salud (COS). De no hacerlo, se duplicarían innecesariamente las normativas. Para regular los aspectos específicos vinculados a la práctica sanitaria y dadas las características particulares del trabajo en salud, es necesario legislar sobre una ley especial, que incluya un organismo técnico de Auditoría y Control Sanitario Administrativo, antes de la instrucción fiscal; es decir, previo al ámbito que corresponde al Código Integral Penal (COIP). De ser aceptado este punto, no tiene sentido el debate en torno al capítulo III sobre talento humano en el COS.

Nuestra sugerencia es que el bien elaborado trabajo de la Confederación de los Profesionales de la Salud, la Federación Médica Nacional y la Plataforma por la Salud y la Vida, sobre el capítulo III, relativo al talento humano, se constituya en la base de la ley especial que regule el trabajo sanitario en Ecuador.

La importancia de ese criterio radica en que se regula la actividad de todos los trabajadores sanitarios y no solamente lo relacionado con la práctica profesional de los médicos. Mas importante aún, todo el esfuerzo del Estado, Gobierno y sociedad civil se vuelca hacia la construcción del Sistema Nacional de Salud Intercultural Financiado (Sinasif).

El enfoque que ponemos a consideración de ustedes para contribuir a la construcción el sistema de salud, no requiere ser frondoso en articulado, mas bien, tiene que ser claro y conciso. Solo necesita apuntar a lo esencial y a la aplicación del sentido común para hacer posible el derecho a la salud para todos los ecuatorianos. Finalmente, algo de suma importancia. La propuesta, implica trazar un cronograma para su implementación: de corto plazo, hasta el 2.021 para la elaboración y aprobación de la Ley de SNS; de mediano plazo, hasta el 2025, para la implementación porcentual (50%) y de largo plazo, hasta el 2030, para la consolidación del sistema.

 

Explicación abreviada del modelo metodológico para la ejecución del paquete de servicios

Esta explicación parte de la Agenda 21 de la Conferencia de la Tierra, más los aportes de Rio + 20 y las Conferencias de Alma Ata (1978) y Astaná (2018) sobre Atención Primaria de Salud (APS). Para visualizar mejor la infinidad de interrelaciones primarias, secundarias y terciarias que surgen de este enfoque sanitario, proponemos un modela de planificación que comienza con el capítulo 6 referido al Fomento y Protección de la Salud. Tiene cinco áreas programáticas: atención primaria de salud, enfermedades transmisibles, grupos vulnerables, salubridad urbana-rural y anticontaminación.

Esas áreas, a su vez, se interrelacionan e interactúan con los capítulos, las áreas programáticas, con los niveles y dimensiones de la Agenda 21. Todos son procesos inductivos. En otras palabras, nacen de reconocer y diagnosticar los problemas sanitarios con la comunidad y luego con el concurso de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y organizaciones no gubernamentales (ONG), Gobierno central, gobiernos seccionales (Estado) y la Comunidad Internacional, para encontrar las soluciones más adecuadas a los problemas detectados. Sin duda, la complejidad y cantidad de interrelaciones e interacciones hace necesaria la elaboración de un programa informático para su manejo. El modelo informático puede ser parte de la cooperación OMS/OPS.

  • Instrumentos para la acción: modelo de gestión

Cuatro cuadrantes de un círculo grafican el modelo de gestión que proponemos para el Nuevo Sistema Nacional de Salud: 1. Planificación; 2. Ejecución; 3. Control; 4. Revisión. Este ultimo cierra el círculo virtuoso del mejoramiento continuo. Todo este proceso está debidamente estandarizado a escala internacional y, en algunos casos, a escala local por intermedio del INEN.

Vale destacar que la no aplicación de un sistema de gestión integral explica la serie de irregularidades cometidas  por funcionarios públicos y empresas privadas en los procesos de adquisición de bienes y servicios para la contención y manejo de la pandemia de la covid-19, que se traducen trágicamente en enfermedad y muerte.

 

  • Recursos económicos y talento humano

Algunas cifras para encuadrar el tema (presupuesto del año 2018):

Institución

Presupuesto (USD)

IESS

3.475.000.000,00

MSP

4.000.000.000,00

Total

7.475.000.000,00

Según esas cifras, y en términos teóricos, tenemos alrededor de 400 dólares anuales, para cada uno de los 17 millones de ecuatorianos. En resumen, si juntáramos los presupuestos del IESS y del Ministerio de Salud, tendríamos financiamiento suficiente para el SNS. Por supuesto, las condiciones para que sea una realidad son: administración técnica, eficiente y honesta.

La operación del SNS requiere la  creación una Caja Nacional Pagadora responsable del manejo de los presupuestos de salud del sector público y del IESS (Seguro Universal de Salud). Esto, junto a un Tarifario, técnica y rigurosamente establecido, y una Superintendencia de Salud creada para el efecto, regulará, controlará y garantizará que todos los ecuatorianos tengamos acceso a la salud con solo presentar un carnet que incluya nuestra historia clínica. Este es un modelo de referencia de Costa Rica.

Acerca del talento humano, el Libro III del COS debe constituirse en una referencia para legislar sobre esta materia. Debe ser una ley independiente del SNS, en la cual se fijen las responsabilidades, los deberes y derechos del talento humano en salud.

 

  • Contribución al cumplimiento de los 17 objetivos del desarrollo sostenible (ODS)

En el año 2015 los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron los objetivos de desarrollo sostenible “como un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para 2030. Los 17 ODS están integrados, ya que reconocen que las intervenciones en un área afectarán los resultados de otras y que el desarrollo debe equilibrar la sostenibilidad medio ambiental, económica y social”.[2]

Son 17 objetivos de desarrollo sostenible, también conocidos como objetivos mundiales:

  1. Fin de la pobreza
  2. Hambre cero
  3. Salud y bienestar
  4. Educación de calidad
  5. Igualdad de género
  6. Agua limpia y saneamiento
  7. Energía asequible y no contaminante
  8. Trabajo decente y crecimiento económico
  9. Industria, innovación e infraestructura
  10. Reducción de las desigualdades
  11. Ciudades y comunidades sostenibles
  12. Producción y consumo responsables
  13. Acción por el clima
  14. Vida submarina
  15. Vida de ecosistemas terrestres
  16. Paz, justicia e instituciones sólidas
  17. Alianzas para lograr los objetivos

 

  • Nuevas instituciones de salud

CNS. Consejo Nacional de Salud. Autoridad Sanitaria Nacional.

MSP. Ministerio de Salud Pública. Institución normativa y reguladora de la salud.

SUS. Seguro Universal de Salud. Institución operativa.

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