La pandemia evidenció las grandes carencias y la poca importancia que se le ha dado al tema de la salud. El diagnóstico lo muestra: débiles estructuras públicas y una equivocada política sanitaria.
Estos son algunos hallazgos hechos por los expertos que integran la Mesa de Salud del Pacto Social por la Vida y por el Ecuador -una iniciativa ciudadana liderada por Fundación Esquel junto a 80 organizaciones sociales que buscan dar soluciones frente a los problemas que aquejan al país-.
La Mesa de Salud se ha dedicado en los últimos seis meses a buscar soluciones concretas que se podrían resumir en dos puntos claves: la construcción de un sistema de salud con cobertura universal y el cambio de enfoque de la política sanitaria que ha dado prioridad a lo curativo, en desmedro de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad.
Walter Mena, coordinador de la Mesa de Salud, experto en administración de hospitales y fundador de la Sociedad Ecuatoriana de Medicina Ecológica cree que existe una necesidad de construir un sistema de salud y luchar contra la “pandemia de la corrupción”.
Mena asegura que hay una gran dispersión de varios subsistemas de salud, cada uno con sus propias reglas. “Se trata de una cantidad enorme de instituciones y la idea central de la propuesta es unificar recursos y capacidades de todas estas organizaciones para establecer un sistema de cobertura universal con reglas claras y que sirva al interés de todos los ecuatorianos”, dice el experto.Sobre el enfoque de la política sanitaria, Mena cree que, en lugar de poner énfasis en la curación, el tratamiento y la recuperación, se debe dar un giro enfocado en la prevención, fomento y promoción de la salud.
Mena también menciona que dentro de la propuesta se contempla la creación de un sistema nacional de desarrollo sostenible, y otro sistema de anticorrupcion y participacion social. “Esto último hace posible la subsistencia de los otros, ya que si los recursos no se manejan con honestidad, no podría haber salud, ni desarrollo”, apunta.
De su lado, Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública y miembro de la Mesa de Salud cree que a raíz de la pandemia se constató la débil respuesta de la salud pública del Ecuador y la descoordinación entre las distintas instituciones. Por ello cree que hay que posicionar la importancia de sentar las bases para construir un sistema nacional de salud y superar ese enfoque de medicina curativa hospitalaria que se ha manejado en el Ecuador.
“Frente a estas falencias, debería haber una respuesta y una toma de conciencia ciudadana para buscar un pacto. Lograr un acuerdo nacional es casi un deber, lamentablemente, los grandes cambios en la salud no se han dado y este no ha sido un tema de importancia política en la agenda nacional de prioridades. Ahora, lo que cabe es hacer una reflexión nacional, tomar en serio a la salud y presionar para que se tomen las decisiones adecuadas”, apuntó Sacoto.
Para Sacoto, este es un buen momento para hacer una presión ciudadana e incidencia, sobretodo, en esta época pre electoral en donde se debe comprometer a los candidatos a adoptar políticas de salud adecuadas si llegasen al poder.
Sobre la construcción de un sistema nacional de salud, el experto cree que hay que empezar por corregir decisiones desacertadas como la organización administrativa territorial que, a criterio de Sacoto, carece de funcionalidad.
También cree que se debería poner énfasis en la atención primaria de salud, optimizando y creando unidades comunitarias, siempre complementadas con centros locales de desarrollo, dotación de agua potable, educación, etc.
Finalmente, Pedro Barreiro, médico salubrista y parte de la Mesa de Salud enfatiza en que la salud abarca varios aspectos como la educación, el trabajo, el ambiente, la nutrición, etc. “Todo incide sobre el nivel de salud de la población (...) es tan grande el ámbito que es difícil apuntar a lo más importante”, dice. Sin embargo, a la hora de priorizar lo más importante, coincide en que se debe presionar y trabajar con miras a tener un sistema nacional de salud.
Para lograrlo, Barriero cree que es fundamental la participación de la comunidad, sin la cual todo esfuerzo fracasa. También cree que no se debe descuidar la capacidad instalada, ni la formación de profesionales, así como poner atención a los temas de nutrición infantil y el cuidado del desarrollo de los niños. “El vínculo entre la educación y la salud es indisoluble”, apunta.
A propósito del veto total del Ejecutivo al Código Orgánico de la Salud, Barreiro cree que fue acertado vetar el cuerpo legal ya que, a su criterio no, es necesario. “En su lugar se deben establecer leyes específicas; por ejemplo, empezar con una ley sobre el sistema nacional de salud, otra de medicamentos y una ley del ejercicio profesional de la salud”.