El 28 de agosto de 1968 se institucionalizó el Seguro Social Campesino, SSC, dada la trascendencia de esta fecha conmemorativa, el viernes 26 de agosto del presente año se desarrolló una reunión en el hotel Río Amazonas, con la presencia de dirigentes y exdirectivos de este Seguro, que se mostraron preocupados por la situación actual de falta de recursos para mantenerlo. Esta iniciativa estuvo liderada por la Mesa de Seguridad Social de los Diálogos Nacionales, coordinada por Elízabeth Falconi, con el apoyo de Fundación Esquel y de la Unión Europea.
Las exposiciones y análisis estuvieron a cargo de la Economista Fabiola Cuvi Ortiz, ideóloga, fundadora y primera directora del SSC; el Doctor Pedro Isaac Barreiro, exdirector del SSC; Margohod Corrales, presidenta nacional de la Federación Única de Afiliados al SSC; y, el Abogado Delfín Buelva, secretario de organizaciones de la Federación Única de Afiliados al SSC, FEUNASSC.
Para afiliados y jubilados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, IESS, que estuvieron presentes en el acto fue emotiva la presencia de la Economista Cuvi, ya que fue la impulsadora de este Seguro y como ella lo afirmó, su entrega total para que se concrete la propuesta en aquellos años fue a favor “del sector más olvidado de nuestra población: el campesinado ecuatoriano”. Cuvi en su introducción comentó que la preocupación para conformar el Seguro Social Campesino empezó en 1928, para encontrar un sistema que mantenga dicho Seguro, por eso en 1935 se emitió un decreto para imprimir un timbre postal de 0,03 centavos, y cuya recaudación serviría para sostener el fondo del SSC. Hasta 1975, Cuvi, logró incorporar a 75 comunas al SSC.
“El sistema ideado por mí es un verdadero sistema que no solo ampara al individuo sino a toda su familia, la afiliada es toda la comuna en unidad dirigida por un cabildo, que ejerce el papel de patrono y quien firma el convenio con el Seguro Social. Las prestaciones son de invalidez, maternidad, enfermedad, auxilio de funerales y luego se incorporó el seguro de vejez”, recordó Cuvi en su intervención.
La financiación para el SSC inició con un plan piloto y luego tuvo autonomía financiera, con contabilidad separada del Seguro Social General. Hubo contribución simbólica de los jefes de familia de las comunas, una subvención del Estado a través del Banco Central, multas a afiliados de más de 40 años de servicio que no se han jubilado, un aporte del 1% del Seguro Social General. Uno de los aportes que dejó el SSC -que más rescató Cuvi- son los dispensarios médicos rurales comunales, ya que en ese entonces no existían.
Para el Doctor Barreiro, la historia del SSC empieza con el gobierno del Ingeniero Federico Páez, cuando se creó el Instituto Nacional de Previsión y se expidió la Ley del Seguro Social Obligatorio, sembrando así la primera semilla de un sistema de protección para la población rural del Ecuador, mediante la emisión del timbre postal antes mencionado por Cuvi. Un dato que resaltó Barreiro fue que en 1968, el 61.2% de la población ecuatoriana residía en la zona rural, por lo que se hacía indispensable tener un Seguro Social Campesino.
El plan piloto contempló la creación de cuatro dispensarios médicos: en El Palmar (Guayas), La Pila (Manabí), Guabug (Chimborazo) y en Yanayacu (Imbabura). Se incorporaron a 611 familias y se dio protección a 2.523 campesinos. La creación del SSC indudablemente fue un factor fundamental que fortaleció la organización campesina.
En el 2021, según cifras presentadas por Barreiro, hay 659 dispensarios médicos y se protege aproximadamente a 1.311.170 campesinos. Pero a pesar de esta cifra, hay problemas graves con el SSC, el principal es que el costo de prestaciones supera los ingresos presupuestados, hay un creciente desfinanciamiento. Entre otras dificultades que señaló Barreiro, fue que hay personas incorporadas a este Seguro que no deberían estar por no cumplir con los requisitos, como es por ejemplo el vivir en el campo, además, los médicos que atienden en los dispensarios rurales no están capacitados para brindar una atención técnica y adecuada a los campesinos del lugar.
El Abogado Buelva, quien expuso la situación actual de este Seguro, criticó que se afirme que hay campesinos que no califican para este beneficio porque tienen un negocio alterno, como una tienda o una panadería y aclaró que estos oficios artesanales no deberían justificar que se los deje fuera del SSC porque “en la agricultura el dinero no cae todos los días, debemos esperar seis meses a un año para tener un ingreso económico, es por eso que el campesino se ve obligado a tener una actividad complementaria”, enfatizó. Y -aclaró- que actualmente solo el 7% de la población rural está asegurada.
Por su parte, Corrales, presidenta de la Federación Única de Afiliados al Seguro Social Campesino, informó que se están vulnerando los derechos a los campesinos asegurados e indicó que el problema de falta de medicinas que sufre todo el Ecuador en el sistema público, afecta también a los dispensarios comunitarios a más de la falta de médicos, ya que un solo doctor atiende a tres dispensarios a la vez.
Según los cuatro expositores se deben tomar medidas urgentes para salvar al SSC, entre ellas: los fondos de este seguro no se deben destinar para acciones ajenas a las estipuladas en su propia normativa como se ha procedido en algunos gobiernos; también se debe depurar el padrón de afiliados y beneficiarios, capacitar al personal de salud en atención primaria para el sector rural, replantear fuentes de financiamiento y montos de pensiones de jubilación, entre otras alternativas.
El análisis de la situación del SSC, dio paso a que tanto los expositores como el público presente mostraran su profunda preocupación por la situación crítica de toda la seguridad social ecuatoriana, situación que prácticamente es insostenible, de ahí el temor de que se termine con los recursos económicos de todo el sistema de Seguridad Social. “Usted ha pagado toda su vida el seguro social, pero ya no hay plata para darle beneficios, menos aún para su jubilación. Decirle esto a un afiliado sería devastador”, concluyó Barreiro.