Que las universidades se conecten con las necesidades reales que tiene el entorno social y que se construya un modelo educativo desde nuestras diversidades interculturales, fueron algunas propuestas hechas este 27 de agosto de 2020, en el foro virtual: “Un pacto por la educación”. El espacio se realizó en el marco del Pacto Social por la Vida y por el Ecuador que lidera Fundación Esquel junto con 80 organizaciones de la sociedad civil.
En el panel participaron: Juan Nicolás Alvarado, estudiante de Derecho de la Universidad del Azuay y presidente de la UDAFE; María Belén Quintanilla, presidenta de la FEUE de la Universidad de Cuenca y Paulo Freire, docente universitario e investigador en las áreas de educación y salud. El foro fue conducido por César Ulloa y Wilmer Romero.
A manera de diagnóstico, los panelistas coincidieron en que la pandemia y la crisis sanitaria agravaron la situación de la educación en el país. Sin embargo, la educación ya estaba en una situación crítica antes de la misma, sobretodo, en aspectos como: el limitado acceso de los estudiantes a las instituciones de educación superior, las brechas en el acceso a la tecnología y recortes presupuestarios.
Para Alvarado, “la crisis sanitaria fue la gota que derramó el vaso en muchos aspectos que ya estaban en una situación crítica y uno de ellos fue la educación”.
Al respecto, este estudiante, quien es parte de la Mesa de Educación, dentro del Pacto Social, cuestionó la falta de coordinación del ejecutivo y la dependencia de las entidades de enseñanza superior, con el Ministerio de Finanzas.
Una de las propuestas es recuperar programas educativos que se perdieron con los recortes presupuestarios; fomentar la formación pedagógica de los docentes, trabajar en mallas curriculares acordes a la realidad de cada localidad y que exista una verdadera conexión de la academia con la sociedad, para formar profesionales según las necesidades productivas y así lograr un crecimiento del país.
De su lado, Quintanilla fue enfática en que se debe poner especial atención al tema del acceso a las universidades y a la tecnología. La dirigente estudiantil cree que se está vulnerando la progresividad de los derechos, al no permitir que muchos jóvenes continúen con su formación académica. “Parece que este sistema educativo ha sido programado para el fracaso y la exclusión”, apuntó.
En otro aspecto, Quintanilla cree que, además de mejorar el presupuesto que se asigna para educación, las universidades estatales deben transparentar su gestión administrativa para que sean más eficientes y para que la gente confíe en su gestión y defienda a la educación.
Finalmente, Freire aseguró que se desconocen las necesidades de las universidades, de los docentes y de los estudiantes, por lo que deberíamos caminar hacia una educación multicultural. “Es momento de vernos a nosotros y ver las necesidades de nuestro territorio y poblaciones”, añadió.
Para este docente, es fundamental que la academia regrese su mirada a la comunidad, a la investigación y en volver a pensar en la sociedad. “Transformar la educación nos va a costar muchísimo pero se puede lograr, siempre y cuando nos miremos a nosotros mismos como ese modelo a seguir (...) Eso es posible y nos va a costar, pero para esto es necesario espacios de convergencia ciudadana desde varios sectores”, concluyó.